martes, 25 de agosto de 2015

La facultad...

La vida se divide en etapas, yo personalmente junto esas etapas con los niveles de educación alcanzados: la infancia (con el jardín) son unos años a puro juegos, donde te enseñan a compartir y donde empezas a respetar un horario para las distintas actividades (aunque el llegar temprano depende de tus padres, más que de vos), después viene la primaria, donde aprendemos a leer, escribir, hacer cuentas, y cuestiones básicas (la responsabilidad también corre por parte de nuestros padres que nos tienen que llevar y controlar que hagamos la tarea), hasta que en la adolescencia llegamos a la secundaria. Empezamos a ir solos al colegio (con la opción de "hacerte la rata" latente todos los días, o el quedarte hablando, por no decir boludeando, en la esquina), las materias empiezan a ser un poco más exigentes, algunos se llevan materias porque prefieren estudiar en las vacaciones (nunca los voy a entender), comenzas a pensar en qué carrera vas a anotarte, a qué te vas a dedicar en el futuro (en el "cuando sea grande quiero ser..."), buscas la universidad adecuada (para carreras tradicionales siempre es mejor la UBA), pero mientras disfrutas el no tener demasiadas responsabilidades, salir a bailar (de joda) todos los fines de semana, te enamoras por primera vez, y es muy probable que hasta en esta época te rompan el corazón también por primera vez... 

Debo reconocer que yo no quería terminar la secundaria, no quería empezar la facultad y tener que buscar un trabajo, dejar el club, alejarme de algunas amistades por cuestión de horarios, estaba bien cómoda yendo al colegio medio turno, yendo por las tardes a entrenar y así se me iban los días, semanas, meses... hasta que llegó el momento de anotarse en alguna carrera. La primera elegida fue contabilidad, ya que siempre me gustaron los números, Hacer asientos, ajustes y balances se me daba bien, mi hermano empezó la carrera y la dejó para dedicarse a trabajar, así que nos anotamos. Además esa carrera y la UBA hacen que después de conseguir un título, haciendo aproximadamente 10 materias más consigas un segundo título. 

Inicie mi aventura por los altos estudios allá por el 2006. En la facultad conocí mucha gente, a diferencia de la secundaria, solo compartías las materias con un mismo grupo durante un año, después ya era cuestión de organizarse y de suerte (ya que con el sistema nunca se sabe que opción te podía tocar, cruzabas los dedos y le rezabas a todos los dioses para que te asignen las materias de la primera opción). Solo sigo en contacto con muy pocos de mis ex compañeros, y por suerte hoy todos ya son colegas. 

Mis viejos me bancaron desde el principio, no querían que trabaje mientras me adaptaba al ritmo de la facultad, así pasaron los primeros años, hasta que conseguí mi primer trabajo de medio turno. Por las mañanas iba a cursar, luego a trabajar y más tarde algunos días de la semana me iba entrenar, pero esos días con tres actividades, yendo de acá para allá me fulminaban. Así que tuve que dejar el voley. Trabajé seis meses en un lado, estuve un año sin trabajar, después volví a conseguir trabajo, así hasta que por cuestiones de la vida en el 2012 ocurrieron varios sucesos complicados que me obligaron a dejar una materia y empezar a buscar trabajo full time y en blanco... En el 2013 ya con un buen trabajo de medio tiempo pude recibirme de mi primer carrera universitaria, y en Julio recibí un llamado donde me dijeron "Felicitaciones contadora". 

No me quedé solo con ese título, en este país ya no alcanza solo con un título como antes, además no me veo el resto de mi vida con mi propio estudio contable o trabajando para otros asociados, tampoco me veo toda la vida trabajando para una empresa que no sea mía, pero por el momento prefiero trabajar en relación de dependencia que ser independiente por un poco más de dinero, pero con muchas más responsabilidades, quizás sea por el hecho de que no he madurado del todo. 


Estuve pensando en cual podría ser la tercer carrera, pero la que tenía en mente es poco viable por la poca oferta que hay en mi facultad, y a una privada no pienso ir, así que analizaré si hago un post-grado el año que viene o si me tomo un año sabático después de dos carreras, lo que sí sé es que no voy a dejar de estudiar, hay que seguir estimulando el cerebro. 

Y llegó el 2015, nueve años después de haber empezado esta travesía me encuentro escribiendo la segunda tesis de mi vida, para obtener el título de "Licenciatura en Administración" (que no es lo mismo que el de "Administración de empresas", para estudiar eso vayan a una universidad privada). El tema ya está semi aprobado (no lo voy a decir por ahora, pero tiene algo que ver con el rubro en el cual trabajo hace más de dos años), solo resta sentarse a leer y empezar a escribir... Así que en Diciembre los espero para festejar (sin desperdiciar comida) los dos títulos de una buena vez. 



Llega un momento en la vida en el que tenemos que madurar, no hay una edad correcta para eso, no es algo mágico que venga predeterminado en nuestro sistema, pero tarde o temprano nos llega a todos, o a la mayoría... Yo sigo esperando que llegue mi momento!















Escrito en Agosto 2015...

jueves, 6 de agosto de 2015

Pasión de algunos

"El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión..." (El Secreto de Sus Ojos). 




En la película ganadora del Oscar hacen referencia a uno de los clubes de Avellaneda, pero todos los fanáticos del club y del deporte que sea, que vimos esta joya del cine argentino, nos sentimos identificados. Hay cosas que no vamos a cambiar, nunca. A mi principalmente me gusta ésta película porque una de mas mejores escenas (después del dialogo antes mencionado) ocurre en el estadio más lindo de la Ciudad de Buenos Aires, y no lo decimos solo los hinchas de Huracán. Desde cualquier lado del estadio ves perfectamente el partido. En otra época era muy utilizado para recitales por la acústica, pero esos eventos masivos terminan destruyendo las instalaciones, en realidad son los seres humanos quienes terminan destruyendo todo. 

Si bien crecí siendo de uno de los dos clubes más populares del país por herencia familiar, nunca me gusto ser una más del montón, tampoco soy de la minoría. Con el paso de los años me fui haciendo hincha y hoy me considero fanática de un club de Parque Patricios, del Club Atlético Huracán. 

Desde que nací viví en Valentín Alsina, a tan solo 30 cuadras de la cancha, siempre que íbamos a buscar a mi mamá al trabajo o al Hospital Británico pasábamos por Av. Alcorta. Siempre me gustó la arquitectura de dicho edificio, con las palabras HURACÁN por todos lados.

Fui a la primaria y a la secundaria en el barrio de Nueva Pompeya, con compañeros/as hinchas quemeros/as y otros/as tantos/as cuervos/as, como también había de Boca y de River como en todos lados. Pero los hinchas de Huracán eran muy fanáticos, llevando los colores aunque no correspondían al uniforme, con sus tatuajes, cadenitas o anillos con el "globo". No importaba si estaban en la B o en primera, ellos siempre orgullosos de formar parte de ese grupo, con el globo en el pecho. 

En el 99 Huracán descendió, pero un año después volvió a la mayor categoría del fútbol argentino ganandole a Quilmes, en esa final del 2000 que quienes estuvieron presentes, no es mi caso, jamás van a olvidar. Viendo ese partido por la tele comencé a tenerle un cariño a este club, sin saber que años después se transformaría en uno de los sentimientos más grandes y lindos (sobretodo cuando los resultados acompañan). Yo tenía 12 años y después de ese ascenso empecé a jugar al voley en el club, en ese momento pase de ser hincha de otro cuadro a ser simpatizante de Huracán. 

Pasaron los años, las malas dirigencias y el club otra vez enfrentaba un descenso, el tercero en su historia, en el 2003 en la fecha 15 recibíamos a Boca (ese club del cual yo era "hincha" por herencia familiar solamente), ese club que nos hizo 4 goles en una horrible noche de domingo, ese club que nos dió 4 puñaladas para acabarnos. Miraba el partido por la tele, y no me puse contenta porque Boca con ese triunfo llegaba a la cima de la tabla (torneo que después tendría como campeón a River), todo lo contrario, me puse mal, por Huracán, por ese gente que lloraba en la tribuna con sus hijos en brazos. Miraba lo que mostraba la tele, las caras llenas de tristeza y de bronca, y pensaba "¿Por qué van a la cancha en un día horrible, con frío, llevan a sus hijos, sabiendo que necesitan un milagro para ganarle al puntero y seguir con ilusiones para no descender?", varios años después puedo responder ese "¿Por qué?" Porque a tu equipo no lo abandonas en las malas, no rompes el carnet, no dejas de pagar la cuota, no dejas de ir a la cancha, no dejas de usar la ropa aunque te hayas comido una goleada contra un equipo que no conoce nadie. La situación del club es culpa de los dirigentes, y los dirigentes de turno son responsabilidad de los socios (una simple muestra de lo que en mayor escala representa la política de un país). Ese día me di cuenta que había dejado de ser simpatizante, que era hincha. 

En el 2006 fui por primera vez a la cancha, recuerdo que teníamos el Palacio suspendido, así que jugábamos de local en Caballito, era un sábado por la tarde que nos enfrentamos a los tucumanos y ganamos por dos a cero. Inolvidable. Desde ese día me perdí muy pocos partidos de local (por enfermedad o porque tenía que jugar al voley o porque estaba justo de vacaciones muy lejos). En esa época podíamos ir de visitante, así que dentro de lo que es Capital Federal y el gran Buenos Aires conocí otros estadios también. No hay nada más lindo que seguir a tu equipo y volver en caravana festejando el triunfo!!! Ese sábado me di cuenta que no era una hincha más, me convertiría en una fanática...

Tardamos en volver, pero en el 2007, en Mendoza, lo logramos, tendríamos que haber ascendido en San Juan, pero la mafia no nos dejó. Lamentablemente el fútbol está podrido, ya los futbolistas no juegan por la camiseta, juegan por la plata, sin importarles los colores ni su propia dignidad. Los referís en partidos decisivos se compran, luego desaparecen con su valija llena de dinero sucio. Pero ahí seguimos nosotros, los hinchas de verdad, esperando lo gloria que ya va a llegar. 

En el 2009, el mejor equipo que se veía en muchos años, ese que gustaba verlo jugar, tocando, con lujos, el que armó Ángel Cappa, al que todos llamaron "Los Ángeles de Cappa" llegó a la última fecha con chances de salir campeón, pero no. Fue un día atípico. Velez solo nos dió 3.000 entradas, pero como no tienen gente, muchos de nosotros compramos platea alta y nos mandamos por el lado visitante, así y todo tuvieron que abrir la reja para que entraran los más de 3.000 hinchas visitantes en Liniers, pero con los colores quemeros. Se nubló todo, llovió y cayó granizo. A nosotros nos anularon un gol aludiendo posición adelantada, lo cual no era cierto, a ellos les dieron un penal inexistente y se hizo justicia porque no pudieron convertirlo en gol. Cuando faltaban pocos minutos para finalizar el partido, le hicieron falta a nuestro arquero, falta que el árbitro no cobró y nos hicieron un gol. Nos volvieron a robar, como en el 2007, pero aún más alevoso (si, aún se podía ser más obvio).

Pasaron más años y el daño que le hicieron a nuestras inferiores dejando jugadores con potencial libres para que se vayan a otros clubes, los malos refuerzos, la mala administración en resumen, hicieron que volvamos a enfrentar un desempate para no descender, esta vez contra GELP, partido que se jugó un día de semana a la tarde con lluvia otra vez en cancha de Boca. Se dio el resultado menos favorable, con unos jugadores que no estaban a la altura de la circunstancia, que no demostraron tener ni sangre ni dignidad propia. Pero la gente siempre dijo presente. 

El 2014 es un año que no vamos a olvidar, volvimos a salir campeones después de 41 años, tuvimos que ir hasta San Juan para lograrlo. Volvimos a primera... pero aún hay gente que no quiere asociarse, que no quiere aportar al club, esa misma gente que vive quejandose. 

Hoy en día suelo planificar mis vacaciones en base al fixture o estipulando las posibles fechas, aunque no siempre todo sale como lo planeado. 

Muchos necesitamos de ese motor, de una excusa para juntarnos con amigos para mirar un partido cuando no podemos ir a la cancha, o para comer un asado antes del partido (o una pizza después), ese algo que cada vez que empieza un campeonato nos hace ilusionar, soñábamos con viajar por el mundo siguiendo a nuestro equipo en diferentes torneos, nos emocionamos cuando viajamos lejos de Parque Patricios y vemos a alguien con la ropa, o vemos un grafitti, o siemplemente un club hermano con el "Huracán" en su denominación social (hay centenares de globos por el mundo), por mil razones sé que este es mi lugar. Lo sé porque cuando se acerca la hora del partido ya te poner nervioso y las agujas del reloj parecen más lentas... Porque cuando vas caminando rumbo al Palacio se te va inflando el pecho, ves a las familias enteres, desde el bebé recién nacido que no se va a acordar de la primera vez que estuvo presente, y ves a ese abuelo y te preocupas por su corazón (¿Podrá soportar los 90 minutos de juego? y esperando que no sea su último partido)... Los colores, las banderas, los papelitos, el folclore que de a poco nos van sacando los gobernantes de turno... 

Somos el reflejo de la sociedad, pero a mi no me pueden decir nada, pago la cuota todos los meses y siempre que puedo estoy presente, y cuando no estoy lo miró con más nerviosismo que en la cancha. Porque es algo que se necesita, eso que te demuestra que tenes sentimientos (que pasan del amor al odio en pocos segundos), sangre, pasión por algo... Algo que no todos tienen... y que solo quienes comparten mi locura comprenden mi pasión... 





FAM - "Imágenes de Hurácan"


Escrito en Agosto de 2015

domingo, 2 de agosto de 2015

Mar del Plata en Invierno


Julio de 2015, luego de hacerle el motor al Tiburón Negro y aún teniendo las dos semanas de las vacaciones 2014 decidí volver a la Feliz, por segunda vez en el año, pero la primera vez con mi amado hijo.



A la ida todo bien, en la ruta se portó de 10, rindiendo 13 km/litro de nafta, sin levantar temperatura, el cielo despajado, sin mucho viento... Pero allá empezó a fallar y hasta dejó de querer arrancar, pero es un tema del cual voy a hablar en mi otro blog.


Debo reconocer que no recuerdo haber visitado esa ciudad en Invierno, más allá de un fin de semana de 2004 cuando fui con Huracán voley para jugar un torneo, en el cual salimos campeonas y nos metimos al mar (a fines de Agosto) para festejar. 

Me encontré con una ciudad, fría, llovió durante dos de los tres días que estuve allá. A la noche hace mucho frío (por la cercanía del mar). Por todos lados me cruzaba con porteños, o será que los marplatenses no se diferencian de nosotros (aunque técnicamente no soy porteña, sino bonaerense al igual que los oriundos de Mar del Plata). 



Fui a descansar y en parte lo logré, saliendo a caminar después del desayuno y por las tardes, pero me aburría, así que ingrese a Tinder para ver si encontraba alguien con quien tomar mates en la playa y quien sabe si daba para algo más, tuve suerte, lástima que el clima no ayudo del todo. 



La idea principal del viaje era no gastar mucha plata, y así fue. El hostel por 4 noches con desayuno incluido me costó $500, lleve comida desde acá igual salí dos veces a comer afuera y algunas  cosas tuve que comprar (unos $200), fui al casino como me gusta (y porque en Marzo la persona que me acompañaba en el viaje no me dejó entrar a probar suerte), pero no era mi noche y perdí solo $100, como corresponde compre alfajores para llevar al trabajo y para la familia, tuve inconvenientes con el auto así que gaste unos $200 en el taller y en nafta gaste más de $1000 (idea y vuelta, lo cual hubieran sido menos de $300 si hubiera usado el auto a GNC como siempre, pero aún no puedo). 



La verdad que Mardel es una ciudad que no termina de gustarme, si tuviera dinero para comprar una casa o departamento en la costa elegiría una de las playas del partido de la Costa, más cerca de capital, más tranquilo, ya que la idea de las vacaciones es respirar otro aire y descansar. 


La vuelta fue complicada, lluvia durante todo el trayecto y por momentos tormenta con mucho viento, no se veía casi nada a 100 metros (sisisi cien metros), por suerte no paso nada y volvimos sanos y salvos... ahora no queda otra que volver a la rutina (trabajar y pensar en la Tesis para recibirme este año), volver al taller a hablar con el mecánico porque algunas cosas no me cierran (acabo de hacer un MOTOR NUEVO y sigue tirando humo por el escape, no regula como me gustaría que lo haga, no llega a trabajar a la temperatura correspondiente casi nunca, etc), terminar de revisarlo para volver a salir en la ruta en el finde largo de Agosto, esta vez esperamos que sea un viaje con amigas.







Escrito en Agosto de 2015